¿EL METRO ESTÁ MEDIO LLENO O MEDIO VACÍO?


-El hecho de ir hacia el terminal de Bogotá, pasarme y tener que devolverme.
-Hacer una fila de 20 minutos hasta que me atreví a acercarme a un empleado de la Bolivariano que, intentando disimular la risa, me indicó que todo ese tiempo mi presencia estaba en el lugar equivocado.

-El amable despachador costeño que se apiadó de mi compungido rostro y me mandó a la flota que salía más pronto.
-El placentero y casi ininterrumpido sueño de 10 horas. Se despierta uno y ya. Medellín.
-Despertarse, mirar a la pasajera de al lado y descubrir que ya puedo decir que dormí con una paisa.
-El laberíntico terminal del norte en Medellín.
-El casi regaño que me pegó el vendedor de tinto en El Poblado cuando le explique mi viaje solo y sin mayor motivo a Medellín.

-Lo amable que fue el mismo señor cuando me vió alejarme, y me indicó acerca de donde encontraba el hospedaje barato.
-Encontrar un hotel barato, cruzar la calle y terminar en uno aún más barato.
-Canalear y encontrar en el canal tres del hotel a una opulenta rubia en medio de dos viriles actores, luego dos opulentas morenas y un actor igualmente viril, y así, y así.
-El almorzadero barato junto al hotel donde no me atreví a recibir "blanquillo".
-Los frijoles y la infaltable arepa.
-La grabación de el más reciente podcast de Blogotemático.
-Velvet, Medea, Galo y Jorge.
-La ausencia de un primo que vive allá y de quien esperaba me pudiese ofrecer estadía por una noche.
-El sol que, junto a un elevado número de negritos, le daba demasiado aire de costa pero sin mar.

-Unas cervezas en un parque, como ya no se hace en Bogotá.
-Las paisas.
-El regaño que me gané de los blogotemáticos cuando observé a una morena de buen ver, y me indicaron "eso no es nada papá, ¿a vos te gustó?".
-El mechudo cincuentañero hippie trasnochao que me gané en el Parque de Los Periodistas, que se iba y volvía.

-La llamada de La Vikinga diciéndome que llamara a La Encargada.
-Las niñas que iban con camisetas del Nacional a apoyar a su equipo.
-Los tipos que iban con camisetas del Nacional a apoyar a su equipo.
-La espera, el viaje en metro, la ascendida y el paseo para hacer más meritoria la cerveza.
-Las "porristas" que se pasaron frente a la proyección del clásico nacional-Medellín.
-El papel de guía turístico que adoptó cada uno de los blogueros que conocí.
-La Vikinga.
-La Encargada.
-Que cada vez que pedía un Águila tenía que aclarar que no era light, sino "normal".
-La empanada que me comí en la décima con un famoso ají cuyo nombre no recuerdo aunque quemón no olvido.
-El perro con avena a sólo mil pesos en la terminal.
-El frío con que me recibió mi querida capital.
-Volver.